John Coltrane.
Coltrane, apodado “Trane”, fue coetáneo de Davis, pero le llevó mucho más tiempo que a este hacerse un lugar entre las estrellas del jazz. Nacido en Carolina del Norte, pero madurado musicalmente en Filadelfia, se unió a la big band de Dizzy Gillespie en 1949 y aún permaneció allí cuando Gillespie la redujo a quinteto. Trabajó más tarde con Johnny Hodges y Earl Bostic antes de ser contratado por Miles Davis.
Claramente influenciado por el enérgico sonido de Dexter Gordon, sus primeros solos no recibieron de los aficionados la atención que merecían. A pesar de ello, Davis siempre creyó en él, no en vano muchos saxofonistas ya lo habían adoptado como modelo. Hasta cierto punto, ejercía una función contrastante para con el líder, las líneas de Davis eran líricas y sobrias, en tanto que Coltrane, a medida que desarrollaba su talento, se volvió excepcionalmente voluble. De alguna manera, podría ser considerada la versión moderna de Coleman Hawkins (sus baladas, el igual que las de Hawkins, eran muy hermosas). El contraste entre ambos se hace patente de manera soberbia en la grabación que existe de una actuación en Suecia en 1960.
Coltrane reconoció sin problemas la influencia que sobre él había ejercido Thelonious Monk, con quien trabajó varios mese ausentándose del quinteto de Davis. Sin embargo, el elemento más característico de su madurez fue la exploración armónica, aliada con las formas modales preferidas por Davis. La secuencia armónica del tema “Gian Steps” sigue siendo un desafío difícil de superar par un sinnúmero de músicos de jazz.
Coltrane dejó a Davis para formar su propio cuarteto con Elvin Jones, Jimmy Garrison al bajo y el joven McCoy Tyner al piano. Con Jones a la batería arrancando un raudal de polirritmos, su tenor se hizo más agresivo si cabe. Al mismo tiempo, empuño el saxo soprano y desarrolló la fórmula de envolver cancioncillas populares usando vamps (frases que se repiten en determinado número de veces y que se intercalan entre las diversas exposiciones de una melodía). Su versión de “My Favorite Things” arreglada según dicha fórmula, se hizo tremendamente popular y, de un día para otro, supuso el mayor impulso que había recibido el saxo soprano desde Sidney Bechet.
Los rasgos del soprano pervivieron en la impetuosas “Chasis the Trene”, un blues de espléndida armonía. Se hacía progresivamente evidente que los valores espirituales significaban mucho para Coltrane, y la incorporación de estos a su música se realizó de manera totalmente convincente en la obra maestra de 1964 “A love Supreme”, con sus cantos al unísono, y curiosas secciones tituladas “Acknowiedgment”, “Resolution”, Pursuance” y “Psalm”.
Finalmente, el cuarteto empezó a ir en direcciones divergentes, y Coltrane entró en una nueva fase, que se resolvió con el reemplazó de Jones y Tyner por Rashied Alí y la propia esposa de Coltrane, que eran menos asertivos musicalmente y, así, le procuraban a Coltrane mayor libertad. Su apoyo a debutantes como Albert Ayler, Archie Shepp y Pharao Sanders ayudó a legitimar el free jazz en la mente de los escépticos y a consolidarlo entre aficionado, entendido y músicos que ya lo favorecían.
Su propia andadura en el free jazz no podía ser comparable a la que tuvo en otros géneros porque no vivió lo suficiente para evolucionar dentro de ese género. Coltrane murió de cáncer de hígado y se convirtió con casi toda seguridad en el único músico de jazz homenajeado con una iglesia que lleva su propio nombre. Dada su modestia, uno se pregunta que hubiera pensado de tal honor.