Miles Davis.
Nacido en el estado de Illinois en 1926, se trasladó a Nueva York a la edad de 18 años para estudiar música. Sin embargo, la afición a los ambientes noctámbulos que le llevó a frecuentar los clubes donde tocaba Charlie Parker le procuró una preparación musical imposible de adquirir en la mejor escuela. El grupo que formó en 1948 tras abandonar el quinteto de Parker, utilizando arreglos de Gil Evans y Gerry Mulligan, tuvo un puñado de actuaciones aunque su fama llegó más por las grabaciones que se incluyeron en el álbum “Birth Of The Cool”. Mientras estas se convirtieron en la comidilla del universo musical, Davis sufrió un bajón en su carrera motivado por problemas asociados con su drogadicción.
Una vez superados, su carrera despegó de nuevo, Se había convertido en un trompetista más asertivo, cuya claridad de timbre en el registro más agudo aportó una renovada autoridad a su modo de tocar. Su quinteto, con John Coltrane, y una serie de grabaciones al frente de una gran orquesta dirigida por Gil Evans, reputada por la increíble riqueza y colorido de los arreglos de este, llamaron la atención. A lo largo de los 15 años siguientes, su consistencia y expresividad fueron raramente igualados. Interpretando baladas con la sordina presionando contra el micro, era capaz de evocar desde un caprichoso abandono en un pasaje hasta una profunda desolación en el siguiente.
En la década de los sesenta Davis formó un nuevo quinteto, esta vez reforzado por el adolescente batería Tony Williams. Continuando con las estructuras modales de su primer grupo, se adaptó a la libertad musical introducida por Ornette Coleman pero, como siempre, a su manera. Por aquel entonces, el aprecio que sentía por figuras como James Brown o Jimmy Hendrix le inclinaron paulatinamente a la introducción de sintetizadores y guitarras eléctricas en las nuevas formaciones.
En los discos grabados en 1969 y 1970, Davis aplicó técnicas propias del jazz a un contexto asociado hasta entonces con el funk. La enorme cantidad de ideas nuevas que vieron la luz en este período fueron desarrolladas tanto por Davis como por los músicos que le acompañaron en estas formaciones. A principios de 1970, Davis comenzó a filtrar el sonido de su trompeta con un pedal wah-wah dando un nuevo giro a su propia música. Las texturas de conjunto evolucionaron continuamente, al contrario de los días en que Davis solía abandonar el escenario cada vez que el saxo entonaba un solo.
En 1975, en parte debido a su mala salud Davis dejó de tocar -él mismo describe los cinco años siguientes en términos de sexo y drogas-. Ayudado por la actriz Cicely Tyson, con la que había estado casado un tiempo, se puso de nuevo en forma reiniciando su carrera. En su grupo seguían predominando los instrumentos amplificados y la percusión. La única diferencia radicaba en la actitud personal del propio Davis. Mientras antes se mantenía distanciado del público, ahora reconocía el aplauso y aceptaba entrevistas. Publicó una autobiografía controvertida pero llena de apreciaciones fascinantes propias de una mente excepcional como la suya.
Una vez superados, su carrera despegó de nuevo, Se había convertido en un trompetista más asertivo, cuya claridad de timbre en el registro más agudo aportó una renovada autoridad a su modo de tocar. Su quinteto, con John Coltrane, y una serie de grabaciones al frente de una gran orquesta dirigida por Gil Evans, reputada por la increíble riqueza y colorido de los arreglos de este, llamaron la atención. A lo largo de los 15 años siguientes, su consistencia y expresividad fueron raramente igualados. Interpretando baladas con la sordina presionando contra el micro, era capaz de evocar desde un caprichoso abandono en un pasaje hasta una profunda desolación en el siguiente.
En la década de los sesenta Davis formó un nuevo quinteto, esta vez reforzado por el adolescente batería Tony Williams. Continuando con las estructuras modales de su primer grupo, se adaptó a la libertad musical introducida por Ornette Coleman pero, como siempre, a su manera. Por aquel entonces, el aprecio que sentía por figuras como James Brown o Jimmy Hendrix le inclinaron paulatinamente a la introducción de sintetizadores y guitarras eléctricas en las nuevas formaciones.
En los discos grabados en 1969 y 1970, Davis aplicó técnicas propias del jazz a un contexto asociado hasta entonces con el funk. La enorme cantidad de ideas nuevas que vieron la luz en este período fueron desarrolladas tanto por Davis como por los músicos que le acompañaron en estas formaciones. A principios de 1970, Davis comenzó a filtrar el sonido de su trompeta con un pedal wah-wah dando un nuevo giro a su propia música. Las texturas de conjunto evolucionaron continuamente, al contrario de los días en que Davis solía abandonar el escenario cada vez que el saxo entonaba un solo.
En 1975, en parte debido a su mala salud Davis dejó de tocar -él mismo describe los cinco años siguientes en términos de sexo y drogas-. Ayudado por la actriz Cicely Tyson, con la que había estado casado un tiempo, se puso de nuevo en forma reiniciando su carrera. En su grupo seguían predominando los instrumentos amplificados y la percusión. La única diferencia radicaba en la actitud personal del propio Davis. Mientras antes se mantenía distanciado del público, ahora reconocía el aplauso y aceptaba entrevistas. Publicó una autobiografía controvertida pero llena de apreciaciones fascinantes propias de una mente excepcional como la suya.
John Coltrane.
Coltrane, apodado “Trane”, fue coetáneo de Davis, pero le llevó mucho más tiempo que a este hacerse un lugar entre las estrellas del jazz. Nacido en Carolina del Norte, pero madurado musicalmente en Filadelfia, se unió a la big band de Dizzy Gillespie en 1949 y aún permaneció allí cuando Gillespie la redujo a quinteto. Trabajó más tarde con Johnny Hodges y Earl Bostic antes de ser contratado por Miles Davis.
Claramente influenciado por el enérgico sonido de Dexter Gordon, sus primeros solos no recibieron de los aficionados la atención que merecían. A pesar de ello, Davis siempre creyó en él, no en vano muchos saxofonistas ya lo habían adoptado como modelo. Hasta cierto punto, ejercía una función contrastante para con el líder, las líneas de Davis eran líricas y sobrias, en tanto que Coltrane, a medida que desarrollaba su talento, se volvió excepcionalmente voluble. De alguna manera, podría ser considerada la versión moderna de Coleman Hawkins (sus baladas, el igual que las de Hawkins, eran muy hermosas). El contraste entre ambos se hace patente de manera soberbia en la grabación que existe de una actuación en Suecia en 1960.
Coltrane reconoció sin problemas la influencia que sobre él había ejercido Thelonious Monk, con quien trabajó varios mese ausentándose del quinteto de Davis. Sin embargo, el elemento más característico de su madurez fue la exploración armónica, aliada con las formas modales preferidas por Davis. La secuencia armónica del tema “Gian Steps” sigue siendo un desafío difícil de superar par un sinnúmero de músicos de jazz.
Coltrane dejó a Davis para formar su propio cuarteto con Elvin Jones, Jimmy Garrison al bajo y el joven McCoy Tyner al piano. Con Jones a la batería arrancando un raudal de polirritmos, su tenor se hizo más agresivo si cabe. Al mismo tiempo, empuño el saxo soprano y desarrolló la fórmula de envolver cancioncillas populares usando vamps (frases que se repiten en determinado número de veces y que se intercalan entre las diversas exposiciones de una melodía). Su versión de “My Favorite Things” arreglada según dicha fórmula, se hizo tremendamente popular y, de un día para otro, supuso el mayor impulso que había recibido el saxo soprano desde Sidney Bechet.
Los rasgos del soprano pervivieron en la impetuosas “Chasis the Trene”, un blues de espléndida armonía. Se hacía progresivamente evidente que los valores espirituales significaban mucho para Coltrane, y la incorporación de estos a su música se realizó de manera totalmente convincente en la obra maestra de 1964 “A love Supreme”, con sus cantos al unísono, y curiosas secciones tituladas “Acknowiedgment”, “Resolution”, Pursuance” y “Psalm”.
Finalmente, el cuarteto empezó a ir en direcciones divergentes, y Coltrane entró en una nueva fase, que se resolvió con el reemplazó de Jones y Tyner por Rashied Alí y la propia esposa de Coltrane, que eran menos asertivos musicalmente y, así, le procuraban a Coltrane mayor libertad. Su apoyo a debutantes como Albert Ayler, Archie Shepp y Pharao Sanders ayudó a legitimar el free jazz en la mente de los escépticos y a consolidarlo entre aficionado, entendido y músicos que ya lo favorecían.
Su propia andadura en el free jazz no podía ser comparable a la que tuvo en otros géneros porque no vivió lo suficiente para evolucionar dentro de ese género. Coltrane murió de cáncer de hígado y se convirtió con casi toda seguridad en el único músico de jazz homenajeado con una iglesia que lleva su propio nombre. Dada su modestia, uno se pregunta que hubiera pensado de tal honor.
Claramente influenciado por el enérgico sonido de Dexter Gordon, sus primeros solos no recibieron de los aficionados la atención que merecían. A pesar de ello, Davis siempre creyó en él, no en vano muchos saxofonistas ya lo habían adoptado como modelo. Hasta cierto punto, ejercía una función contrastante para con el líder, las líneas de Davis eran líricas y sobrias, en tanto que Coltrane, a medida que desarrollaba su talento, se volvió excepcionalmente voluble. De alguna manera, podría ser considerada la versión moderna de Coleman Hawkins (sus baladas, el igual que las de Hawkins, eran muy hermosas). El contraste entre ambos se hace patente de manera soberbia en la grabación que existe de una actuación en Suecia en 1960.
Coltrane reconoció sin problemas la influencia que sobre él había ejercido Thelonious Monk, con quien trabajó varios mese ausentándose del quinteto de Davis. Sin embargo, el elemento más característico de su madurez fue la exploración armónica, aliada con las formas modales preferidas por Davis. La secuencia armónica del tema “Gian Steps” sigue siendo un desafío difícil de superar par un sinnúmero de músicos de jazz.
Coltrane dejó a Davis para formar su propio cuarteto con Elvin Jones, Jimmy Garrison al bajo y el joven McCoy Tyner al piano. Con Jones a la batería arrancando un raudal de polirritmos, su tenor se hizo más agresivo si cabe. Al mismo tiempo, empuño el saxo soprano y desarrolló la fórmula de envolver cancioncillas populares usando vamps (frases que se repiten en determinado número de veces y que se intercalan entre las diversas exposiciones de una melodía). Su versión de “My Favorite Things” arreglada según dicha fórmula, se hizo tremendamente popular y, de un día para otro, supuso el mayor impulso que había recibido el saxo soprano desde Sidney Bechet.
Los rasgos del soprano pervivieron en la impetuosas “Chasis the Trene”, un blues de espléndida armonía. Se hacía progresivamente evidente que los valores espirituales significaban mucho para Coltrane, y la incorporación de estos a su música se realizó de manera totalmente convincente en la obra maestra de 1964 “A love Supreme”, con sus cantos al unísono, y curiosas secciones tituladas “Acknowiedgment”, “Resolution”, Pursuance” y “Psalm”.
Finalmente, el cuarteto empezó a ir en direcciones divergentes, y Coltrane entró en una nueva fase, que se resolvió con el reemplazó de Jones y Tyner por Rashied Alí y la propia esposa de Coltrane, que eran menos asertivos musicalmente y, así, le procuraban a Coltrane mayor libertad. Su apoyo a debutantes como Albert Ayler, Archie Shepp y Pharao Sanders ayudó a legitimar el free jazz en la mente de los escépticos y a consolidarlo entre aficionado, entendido y músicos que ya lo favorecían.
Su propia andadura en el free jazz no podía ser comparable a la que tuvo en otros géneros porque no vivió lo suficiente para evolucionar dentro de ese género. Coltrane murió de cáncer de hígado y se convirtió con casi toda seguridad en el único músico de jazz homenajeado con una iglesia que lleva su propio nombre. Dada su modestia, uno se pregunta que hubiera pensado de tal honor.
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