miércoles, 22 de abril de 2009

The Man Who Invented Soul

Si el otro día hablábamos de Otis Redding (con el que comparte el título The King Of Soul,) hoy le toca el turno a otro de los genios del Soul, a Sam Cooke nació en Clarksdale (Misisipi), siendo uno de los ocho hijos de Annie Mae y el Reverendo Charles Cook, el cual era ministro de la iglesia evangélica. En 1933 toda la familia se trasladó hasta Chicago. En su infancia comenzó su carrera musical dentro de un cuarteto junto a sus hermanos, llamado The Singing Children, pasando más tarde, ya en su juventud, a formar parte del grupo de gospel Highway QCs. En 1950, con tan sólo 19 años, entró como miembro de The Soul Stirrers, ganando gran fama dentro de las audiencias del gospel.

Su primer éxito dentro de la música popular llegó con Lovable en 1956, editado bajo el alias de Dale Cooke, para no perder así audiencia gospel, pues este público era reticente que los cantantes interpretasen música profana. Pero el alias no logró esconder la distintiva voz de Cooke. Art Rupe, uno de los máximos dirigentes de Specialty Records, discográfica con la que grababan The Soul Stirrers, le incitó para que comenzara a grabar música secular bajó su nombre. En un principio Art Rupe quería hacer para Sam un sonido similar al de otros artistas del sello, como Little Richard. Pero esta idea cambió cuando un día Rupe entró a los estudios y escuchó a Cooke haciendo una versión propia de un tema de Gershwin. Art Rupe no estaba en sintonía con la música que Sam y su productor Bumps Blackwell querían hacer, por lo que se marcharon de la discográfica; firmando en 1957 con Keen Records. Su primera grabación fue You send me, que se mantuvo durante seis semanas en el número uno de Billboard de R&B, y durante tres en el de pop.

Con el gran éxito cosechado y la fama ganada gracias al escribir sus propios temas, algo no muy usual en un cantante de R&B de su época, pudo continuar su éxito en los '60, incluso llegando a fundar su propia discográfica, SAR Records, con la que pretendía dedicarse también a la producción de nuevas figuras a los que escribiría las canciones y por supuesto ayudar a la gente del gospel con quien consideraba tenía una deuda. Su primer fichaje por supuesto fueron The Soul Stirrers, pero también The Simms Twins, The Valentinos, Bobby Womack y Johnnie Taylor, para promocionarse él y su sello, Sam estaba siempre de gira, le acompañaba el hoy famosísimo cantante de soul y jazz Lou Rawls, amigos desde niños, desde los tiempos de Chicago, en que los chicos de color que amaban la música, se reunían los viernes por la noche en la calle y hacían competiciones vocales para elegir el mejor grupo. Más tarde creó una empresa de managers. Uno de sus primeros éxitos dentro de este sello fue Chain Gang, el cual rozó el segundo puesto de las listas de pop. A este le siguieron hits como Sad Mood, Bring it on Home to Me (con Lou Rawls en los coros), Another Saturday Night y Twistin the Night Away.

En 1963 grabó su álbum más sofisticado “Night Beat” un disco elegante, “I’m lost and I’m lookin’ for my baby......” canta Sam en el primer tema “Lost and lookin’y se atreve con el blues en “You gotta move”, “Little red rooster” de Willie Dixon o ”Trouble blues” de Charles Brown y con el rock & roll en “Shake rattle and roll” todo con el toque inconfundible del estilo propio de Sam Cooke acompañado al órgano por nada menos que Billy Preston.


En 1963 sucedió una tragedia en la vida de Sam, su hijo menor de 18 meses se ahogó en la piscina de su casa y éste hecho se sumió en una profunda depresión, no quería seguir viviendo, pero afortunadamente tenía un desahogo para sus ansiedades, la música. Fue en aquella época cuando conoció a Allen Klein, quién le consiguió un nuevo contrato con la RCA que le posibilitó tomar el control de sus grabaciones antiguas y nuevas; con su futuro financiero asegurado se dedicó más intensamente a la producción de otros artistas y a descubrir nuevos talentos como Bobby Womack que junto a sus hermanos grabaron para el sello de Sam SAR con el nombre de “The Valentinos” el “It’s all over now” gran éxito que llegaron a grabar los Rolling Stones.

Sam asumió un papel en la lucha por los derechos civiles y trató las relaciones raciales en su música por primera vez y escribió el que es sin duda alguna su mejor tema A CHANGE IS GONNA COME. “I was born by the river in a little tent, and just like that river I’ve been runnin ever since......it’s been a long time but a change in gonna come, oh yes it will” . Sam ya había cantado una magnífica versión del “Blowin’ in the wind” de Dylan de la que dijo que siempre debió haber sido escrita por un negro, así que se sacó de la manga este impresionante tema sobre los derechos raciales, se convirtió en un verdadero himno para la gente de color. “A change is gonna come” es una canción sobrecogedora, su canción más difícil y elaborada, con este tema creció la siguiente generación negra y por capricho del destino iba a ser su última canción.



Aquella fatídica noche del 11 de Diciembre de 1964 Sam Cooke se dirigió a visitar a su amigo Lou Rawls , según cuenta el mismo, Sam entró en su casa y se dirigió a ver al pequeño bebé de Lou que dormía en su cuna, debajo de la cual siempre estaba una perra pastor alemán llamada Deena custodiando al niño, cuando Sam entró en la habitación la perra se marchó y el bebé empezó a llorar. Sam salió del dormitorio y le dijo a Lou que le acompañase porque tenía una cita esa noche con unos locutores de la emisora local KDAY, pero Lou decidió quedarse porque el bebé no paraba de llorar. Nunca más volvió a ver con vida a Sam Cooke, aquella noche fue tiroteado en un motel de la ciudad por la dueña del mismo, al parecer Sam se había dirigido allí con una chica de origen asiático con la que discutió duramente en la habitación, la chica salió corriendo llevándose la ropa de Sam y éste medio desnudo entró en la conserjería donde Bertha Franklin disparó tres veces sobre el pobre Sam, al asustarse por la forma violenta que tuvo de entrar en su despacho, según declaró a la policía. Las últimas palabras de Sam fueron “lady you shot me” y quedó sentado en el suelo apoyado en la pared. De esta forma absurda desapareció uno de los grandes talentos de la música del siglo XX. Su funeral fue digno de un jefe de Estado, su entierro en Los Angeles provocó oleadas de histeria, la comunidad negra no aceptó la versión oficial y los rumores de conspiración perduran hoy día. Más de doscientas mil personas le dieron su último adiós y en su funeral el recientemente fallecido Ray Charles cantó en su honor el “Angels keep watching over me” . Lou Rawls cuenta que en una ocasión su abuela le dijo que “los animales y los bebés pueden ver a la muerte” , cuando Sam entró en aquella habitación la perra huyó y el bebé lloró desconsoladamente, Lou hoy todavía se pregunta si Sam Cooke seguiría vivo si aquella noche le hubiese acompañado.

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A Change Is Gonna Come.

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